Organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) en conjunto con Clarín Arq y auspiciado por la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), la convocatoria del Premio Nacional Clarín-SCA para estudiantes de arquitectura se consolida bajo el objetivo de fomentar el desarrollo de los futuros arquitectos. De esta manera, se presentaron todos los trabajos realizados ya sea individual como grupalmente en los dos últimos niveles de la carrera durante los años 2020 y 2021.
Pudiendo participar alumnos de todas las universidades de la Argentina, tanto públicas como privadas, se han presentado un total de 73 trabajos. El jurado compuesto por los Arqs. Ana Sol Smud por Clarín; Valeria del Puerto por los participantes, Diego Boyadjian por la SCA y Barbara Berson por FADEA, otorgó tres premios y tres menciones honoríficas sin orden de mérito. A continuación, presentamos los trabajos premiados.
Primer Premio
“Infraestructura Obsoleta – Reutilización de los silos subterráneos de Rosario”
- Autores: Diego Costanzo y Juan Cruz Ferreyra
- Proyecto final de la carrera, Cátedra Beltramone. Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño – Universidad Nacional de Rosario.
Descripción por los autores. La construcción de la ciudad fue históricamente un proceso basado en la superposición constante de estratos. En su continua transformación, los edificios han sido y son reutilizados. Reutilizar implica volver a utilizar, ya sea con la función que desempeñaban anteriormente o con otros fines. Una acción de aprovechamiento que supone rechazar la idea de volver a comenzar y señala un punto de partida cargado de contenido material, simbólico e histórico que no es posible ignorar. En este sentido, y en correspondencia con la historia y territorio particular de la región donde se opera, la reutilización de la infraestructura del modelo agroexportador se presenta como tema a desarrollar.
En este sentido, se propone observar los edificios como construcciones que aún tienen vida útil, reconocer alternativas al derribo y ensayar estrategias u operaciones para reactivarlos. Dentro de las mencionadas construcciones devenidas del modelo agroexportador, se selecciona a los silos subterráneos como infraestructura específica de estudio e intervención. Se trata de construcciones horizontales semienterradas con un resultado formal que representa una solución técnica que responde más a una preocupación operativa que a una preocupación estética determinada. Alcanzan, sin embargo, una belleza y riqueza espacial que merece atención.
La propuesta urbana pretende recuperar y revitalizar un potencial sector de la ciudad al asignarle nuevos usos compatibles con las necesidades propias del sitio en el cual se implanta. Sin embargo, en lugar de demoler para reconstruir, el proyecto pretende, en primera instancia, estudiar la capacidad que presentan las preexistencias para la formulación del nuevo proyecto.
Al considerar a los silos como contenedores —ya no de materia prima, sino de personas y actividades—, se exploran las posibilidades y limitaciones de intervención, en pos de lograr diferentes escalas espaciales y de alojar pertinentemente diversas necesidades programáticas. Este estudio otorga como resultado posibles operaciones que, a su vez, se encuentran determinadas por un entendimiento previo de la lógica estructural del propio elemento. De esta manera, se ponen a prueba las posibilidades formales y espaciales de un elemento independientemente de un programa específico y cuantificado.
Modulación, sustracción, fragmentación, adición, repetición y cambios de escala son las posibles operaciones encargadas de transformar las preexistencias para albergar nuevos usos, garantizar las condiciones de habitabilidad necesarias y alcanzar una total apropiación del espacio interior. La modulación, como primer procedimiento, identifica el ritmo de una pieza y la reconoce como elemento independiente para su posterior manipulación. La sustracción suprime determinados módulos en busca de modificar la longitud de los espacios interiores cubiertos y garantizar su acceso. La fragmentación con planos horizontales y verticales divide el gran espacio en otros de mayor y menor dimensiones. La repetición y el cambio de escala de estas operaciones generan multiplicidad de resultados que pueden responder a diversos requerimientos programáticos. La limitación que presenta la preexistencia para crecer en altura obliga a una última operación que actúa de forma externa: la adición de nuevos elementos.
Por último, las operaciones estudiadas de forma aislada se cruzan con los requerimientos del sitio para definir sectores de localización y secuencias específicas de intervención para un programa ya definido de vivienda, equipamiento y parque. Cada uno de estos programas propone, por un lado, la ocupación y aprovechamiento de la preexistencia y, por otro, la incorporación de nuevos bloques edilicios.
Planteada la estrategia urbana y sus lineamientos generales de intervención, la propuesta arquitectónica se aboca al desarrollo específico del programa de vivienda que propone como estrategia la ocupación y aprovechamiento de la preexistencia.
Las operaciones —estudiadas en la propuesta urbana— se cruzan con los requerimientos propios de la vivienda para definir una secuencia específica de intervención: modulación, sustracción, fragmentación y adición. La sustracción de la pieza superior permite garantizar el ingreso a la unidad, condiciones necesarias de ventilación e iluminación y anchos de planta acordes al programa en cuestión; la fragmentación horizontal posibilita alcanzar un mejor aprovechamiento del espacio; y la fragmentación vertical —mediante la adición de núcleos de servicio— permite la división entre unidades. En síntesis, operaciones que posibilitan adaptar las preexistencias en espacios para habitar.
Segundo Premio
“Museo de Arte Moderno, San Isidro”
- Autor: Gonzalo Nicolás Porto
- Arquitectura IV, Cátedra Roca/Sardín. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – Universidad de Buenos Aires.
Descripción por el autor. El proyecto está ubicado en una isla de San Isidro lindera al rio con un paisaje único. Desde su concepción el edificio busca ser una arquitectura silenciosa que se mimetiza con su entorno natural de una manera amable. A su vez, otra premisa inicial fue la de generar una reminiscencia a la cultura tradicional de la zona, utilizando una arquitectura vernácula que se caracteriza por la estructura palafitica y el uso de la madera.
El museo busca integrarse en la naturaleza y que esta se integre a él. Para esto se proyectaron unas galerías perimetrales al estilo del “engawa” japonés, separadas de las naves principales por un gran corredor verde que permite que la vegetación autóctona crezca a través del edificio y genere una cortina natural que tamiza la luz y tiñe de verde los espacios. A su vez, esto genera un efecto bioclimático positivo en el edificio, ayudando a mitigar los grandes calores de verano y disminuyendo el consumo energético.
Tanto la cubierta como la envolvente se forman por una yuxtaposición de distintas capas que cumplen funciones específicas. La estructura principal genera un ritmo espacial, por delante del cerramiento de vidrio, que a su vez esta independizado de la envolvente exterior. Esta última, totalmente de madera, funciona en conjunto con la vegetación exterior, sirviendo como filtros que tamizan la luz exterior, permitiendo que ingrese de una manera controlada a los espacios interiores.
En síntesis, el objetivo del museo es repensar la tipología clásica de los museos que se cierran entre muros, experimentando nuevas formas de generar amplitud en el usuario, permitiéndole disfrutar tanto los espacios interiores como los paisajes exteriores a la vez. Teniendo en cuenta el entorno natural único en que se emplaza el museo, se hacen evidentes los beneficios de generar edificios con espacios ambiguos entre el afuera y el adentro.
Tercer Premio
“SESC RETIRO”
- Autoras: Sofía Videla y Sol Rivero Negri
- Proyecto arquitectónico, Cátedra Diéguez. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires.
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Descripción por las autoras. El proyecto se encuentra ubicado en el terreno donde actualmente se emplaza la terminal de colectivos de Retiro. Es un sitio con un gran potencial gracias a la amplia conectividad que ofrece y a la diversidad de situaciones urbanas que lo rodean. Sin embargo, se caracteriza por ser una zona con algunos conflictos estructurales: inseguridad, falta de identidad y cohesión social. El programa dado es un equipamiento social y deportivo de múltiples usos y de una actividad constante durante el día, lo cual facilita la posibilidad de abordar estas problemáticas. Este tipo de programa, también conocido como SESC (Servicio Social de Comercio), surge en Brasil para apaciguar los problemas sociales y para extender la cultura a toda la sociedad.
Frente a las necesidades detectadas se pone la mirada sobre el Barrio 31 y su espacio público para buscar respuestas. A pesar de las carencias de los asentamientos informales, sus calles son el espacio público por excelencia, funcionan como una hoja en blanco que cobra vida a partir de los distintos usos y significados que se le da. La calle es espacio de juego, de reunión entre amigos, es tienda o lo que la gente necesite. El proyecto toma este concepto y lo reconfigura buscando una espacialidad innovadora que permita repensar la colectividad.
Partiendo de una organización espontánea como la del Barrio 31, se ubican los programas sueltos en el espacio, en diferentes alturas para generar una relación variada entre los distintos usos. Estos programas se unen a través de una red tridimensional de rampas, las cuales facilitan un recorrido pausado que permite socializar a medida que se recorre. Este espacio es concebido, no solo como un espacio de circulación, sino también como un espacio de intercambio social donde se encuentran los espacios más flexibles y las expansiones. Se logra ordenar esta compleja espacialidad mediante una grilla estructural simple.
La implantación del edificio dentro del terreno dado responde a la necesidad de generar un espacio público que reciba los grandes flujos de personas provenientes de la estación de tren de Retiro, del Barrio 31 y de la avenida Ramos Mejía, motivo por el cual se cede parte del terreno a la ciudad. Este vacío sumado a un espacio semicubierto en planta baja, crean un gran salón urbano del cual los ciudadanos se puedan apropiar.
En cuanto a la organización en planta, se concentran los núcleos duros en un sector para liberar el área de programas, los cuales se desfasan en diferentes alturas logrando relaciones visuales entre los distintos niveles. Los primeros tres pisos son dedicados a la parte más pública del programa y se ubican en el subsuelo los usos barriales que requieren una independencia funcional. En el último nivel, el sector de oficinas propuesto por el programa, es tomado como de uso privado para sustentar a través de una concesión la parte pública del edificio.
El proyecto abarca la sustentabilidad no solo desde lo ambiental, con diversas estrategias materiales como por ejemplo una fachada ventilada flexible, sino también desde lo económico, auto abasteciéndose, y desde lo social, repensando la colectividad en un nuevo espacio de convivencia.
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El edificio no propone una experiencia definida, sino que es la vida social la que se apropia de ese gran vacío continuo que se pliega. La manera de entender el espacio arquitectónico tiene que ver con la manera de vivir la ciudad. La red tridimensional traduce una situación urbana a una escala arquitectónica, donde las personas interactúan y cuidan el espacio porque se sienten parte de él.
Mención honorífica
“Santuario del agua”
- Autores: Belén Maiztegui, Mauro Ariel Romo y Aylén Santander
- Arquitectura IV, Cátedra Taller Nación. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires.
Mención honorífica
“Edificio Hibrido”
- Autores: Francisco Cabrini, Julia Canevaro, María Eugenia Casas y Lucía Galarza
- Arquitectura IV, Cátedra Scagliotti. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – Universidad de Buenos Aires.
Mención honorífica
“Lugar para contemplar”
- Autora: Josefina María Viaña de la Serna
- Proyecto final de carrera, Taller Combes. Facultad de Arquitectura y Urbanismo – Universidad Nacional de Tucumán.
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